Ríos
de nuestros padres
de salir de esta confusión
Estoy buscando una señal
que me lleve a casa
Permitidme ponerme en una corriente
y estar a millas de todo
Ríos de mis padres
¿Podríais llevarme a casa?
Llevadme a casa
Frota tu alma contra el hormigón
y el hormigón es mi sonrisa
Tengo que cambiar mi manera de vivir
Tengo que cambiar mi estilo
Permitidme ponerme en una corriente
a millas de todo
Ríos de mis padres
¿Podríais llevarme a casa?
Llevadme a casa
Busco una manera
Tengo que encontrar una manera de salir de esta confusión
Busco una señal
el momento de dirigirme a casa
Permitidme ponerme en una corriente
A millas de todo
Ríos de mis padres, los ríos de mis padres
Llevadme a casa, por favor, llevadme a casa
Llevadme a casa, Llevadme a casa
Llevadme a casa, Llevadme a casa…
solamente piensa de donde procedes… y regresa allí"
Estas fueron mis palabras escritas en una
de las entradas del maestro Gil Scott Heron al comienzo de este blog. En aquel
momento se las dediqué a una amiga que necesitaba poner un poco de paz al
ambiente caótico en el que vivía debido a experiencias de vida realmente difíciles.
Ahora quiero dedicárle esta entrada a otra amiga
por la que tengo una admiración sin límites, otra luchadora incansable, que no
está pasando tampoco por un buen momento.
Suele ocurrir paradójicamente, que las personas más fuertes, aquellas que no suelen quejarse, que pelean sin descanso, las que lo aguantan todo y que no se rinden fácilmente, cuando les llega un mal golpe, ocasionado por algo traumático o por algo aparentemente nimio pero con una gravedad interior oculta y que les ha hecho perder la fe en sí mismas, el golpe es terrible, demoledor, mucho más grande, la caida es más dura que para cualquier persona normal.
Suele ocurrir paradójicamente, que las personas más fuertes, aquellas que no suelen quejarse, que pelean sin descanso, las que lo aguantan todo y que no se rinden fácilmente, cuando les llega un mal golpe, ocasionado por algo traumático o por algo aparentemente nimio pero con una gravedad interior oculta y que les ha hecho perder la fe en sí mismas, el golpe es terrible, demoledor, mucho más grande, la caida es más dura que para cualquier persona normal.
Y es entonces cuando mirándose no se reconocen, no recuerdan cual era
su sentido en la vida, desorientados no saben que hacer o a dónde dirigirse,
porque el camino por donde andaban se ha vuelto confuso. Un cambio se ha ido
produciendo interiormente sin darse cuenta de ello o quizás ignorándolo por estar demasiado ocupados con
todos los problemas del día a día, y ese cambio producido por muchas
circunstancias, les ha hecho perder la magia, esa
alegría por vivir, volviéndoles animales enjaulados que no saben qué hacer para
volver a encontrarse consigo mismos…
El maestro Gil nos enseñó que cuando
ese cambio llega, debemos retornar a nuestros orígenes, buscar los ríos de
nuestros padres, los origenes, palpar esa tierra con nuestras propias manos,
beber el agua que ya bebían nuestros antepasados, contemplar sus ríos y montañas, relacionarnos con sus gentes, comer,
beber y reír de nuevo para recargarnos con magia nueva...
Solo así nos reencontraremos de nuevo.
Solo así nos reencontraremos de nuevo.
Yo tengo la suerte de tener esos ríos
de mis padres cerca de donde vivo (y donde espero, moriré ) y cuando estoy
confuso me dejo arrastrar por ellos, escapando de las malditas frustraciones y
señales erróneas que me confunden, hasta que gracias a ese viaje me reencuentro de nuevo.
Yo lo tengo fácil, pero mi amiga ha decidido antes de que sea demasiado tarde y hundirse en la desesperanza, dejar que los ríos de su padre la lleven hasta sus orígenes, muy lejanos.
Y lo hará con un estado anímico muy bajo, desmotivada, y sacando fuerzas de flaqueza. Lo hará junto a su padre, otro Ulises tan valiente como la propia hija a pesar de sus limitaciones físicas . Embarcados ambos en una aventura tan increíble como alocada, un viaje, una odisea iliádica en busca del hogar y de las raices, un largo camino en el que afrontarán lo que les surja de la mejor manera posible. Ambos recorrerán esos ríos, quizás por única vez, y a buen seguro recuperarán las fuerzas y la magia perdidas.
A los dioses les agradan las muestras de valentía, por eso sé...
Yo lo tengo fácil, pero mi amiga ha decidido antes de que sea demasiado tarde y hundirse en la desesperanza, dejar que los ríos de su padre la lleven hasta sus orígenes, muy lejanos.
Y lo hará con un estado anímico muy bajo, desmotivada, y sacando fuerzas de flaqueza. Lo hará junto a su padre, otro Ulises tan valiente como la propia hija a pesar de sus limitaciones físicas . Embarcados ambos en una aventura tan increíble como alocada, un viaje, una odisea iliádica en busca del hogar y de las raices, un largo camino en el que afrontarán lo que les surja de la mejor manera posible. Ambos recorrerán esos ríos, quizás por única vez, y a buen seguro recuperarán las fuerzas y la magia perdidas.
A los dioses les agradan las muestras de valentía, por eso sé...